Dicennos que un comerciante establecido aquí hace poco, expuso al público unos cuadros con ánimo de rifarlos o venderlos.

Creemos que eso es perfectamente lícito, si tal comerciante paga su matrícula, y si los cuadros no son pecaminosos, contrarios a la decencia y decoro público.

Pero he aquí que a un individuo se le antoja que los tales cuadros son su vivo retrato, y escapado se va con el cuento a Pontevedra, como si alguien tuviera la culpa de esa rara coincidencia.

Nosotros hemos visto los cuadros, que por cierto no tienen nada de notable y artístico, y allí nos han dicho que eran una imitación de Gedeón, en efecto por lo descomunal de la nariz se le parece, y eso es todo.

Ahora bien ¿qué tendrá que ver, ni que chocar, ni que llamar la atención, para que el alcalde recoja los cuadros, para que determinado sujeto se le dirija citando varios nombre y pidiendo se abra una información desde luego absurda y acomodaticia?

Nosotros que no quitamos ni ponemos cuadro pero que nos revientan las informalidades y sobre todo la majaderías de los ilusos y más que nada las alcaldadas, advertimos que nuestras complacencias van a terminar, y seguiremos nuestra interrumpida campaña sin contemplaciones, ya que así lo desean los señores del margen.

Para las obras de la alameda según el proyecto y moción aprobados por el ayuntamiento y presentados por el concejal D. Ventura García.

Hemos recibido el oficio de la alcaldía que íntegro copiamos a continuación, y en su virtud, queda abierta la suscripción, pudiendo los vecinos anotarse con las cantidades que deseen.

Dice así el oficio

"Abrigando la corporación que me honro presidir, el propósito de llevar a cabo con la mayor urgencia determinadas obras de ensanche en la avenida de Montero Ríos, con el fin de construir en la zona marítimo-terrestre, frente la casa donde se hallan instaladas las oficinas de correos y telégrafos, una alameda que reúna las condiciones necesarias; acordó en sesión de 20 de los corrientes interesar de V. tuviese a bien abrir en el periódico que dirige una suscripción popular, al objeto de que sea menos gravosa al municipio la ejecución de tales obras; y en la seguridad de que las personas amantes de este pueblo y que ansían con vehemencia su desarrollo y progreso, habrán de responder con entusiasmo en la forma que siempre han demostrado.

Lo que con gusto comunico a usted esperando habrá de acceder a tal petición y darme en su día cuenta de la cantidad que se recauda a los efectos que procedan".

Dios guarde a V. muchos años.
Bueu, octubre 21-1912-el alcalde Miguel Nogueira.
Sr. director de El Adelanto don Ricardo Portela, Bueu.

    Suscripción popular

Sres. D.              Pesetas

El Adelanto                   10
Manuel A. Bares          100
Luis Prieto                     5
Un vecino                      5
Manuel Novas                5
X.                                  5
Salvador Ferradas           5
Juan González                5
Antonio Domínguez        5
Perfecto López               5
Manuel Vidal                  5
Francisco Portela            5
Serafín Corral                 5
Francisco Miranda           5

                             Total 180

He leído, y no con agrado, las pullas que a don N. se dirigen. Yo creo, y con toda sinceridad lo digo, que ni don N. las merece ni están bien, y de este mi modesto parecer, estoy seguro, participan muchos.

Pase alguna que otra cuchufleta, algún que otro pequeño ditirambo, alguna cosquilla o quisicosa especie de entremés si traspasar ciertos límites de delicadeza, pero tomarle a uno el poco pelo que le queda con reticencias de dudoso gusto... ¡Vamos que no está bien! hay que convenir en ello.

Don N. (si es quien yo me figuro), lo conozco mucho, es un mi amigo al que quisiera conocierais también vosotros, los que decís cosazas de él, pues a parte de sus debilidades ¡quién no las tiene! es un hombre alegre, dicharachero, bromista, de un humor a prueba de bomba; y un hombre así tan jacarandoso, tan bullicioso, no puede ser malo aunque quiera, porque la risa, la satisfacción, la alegría sana, el carácter regocijado, esa bonhomia que va soltando el hombre, sin darse cuenta, por todos sus poros, con cara de pascua, es solo patrimonio de los buenos, es un don especial, algo de monopolio de exclusiva, características, en fin, que lo distingue.

¡Vayan con Dios las bromitas del gabán y del chaleco, que no creo, pase lo de los olorosos narcisos que no es mal regalo, ni le vendrían mal a la futura alameda, pero venirse con cosas tristes recordándole a uno sus muertos que tanto lloró y tanto quiso, no estamos de acuerdo, ni hay derecho...!

Con que señores de la redacción, de la colaboración y de todo lo acabado en ón, como consejo de administración, no fastidien, mándense mudar amigos, que dicen en la Argentina, y archiven el protocolo de cositas que dicen tener en conserva.

No resultan esos chistecillos y luego a lo mejor pueden ser inmotivados y mentireiros como el de la rapariga y el tocino de las cuncas de grasa y otras cosas pringosas que dan su miajita de asco.

De una crónica de ABC entresacamos los siguientes párrafos que suscribimos:

"Estamos en España. El Sr. Bullón ha dicho cosas muy juiciosas que le valdrán la estimación del mundo pedagogo, que se muestra incrédulo ante el Sr. Simarro. De todas ellas, la que más nos ha divertido ha sido la que se refiere a las pensiones en el extranjero.

Nosotros podríamos escribir un libro acerca de estas pensiones admirables. Rabelais agotaría su ingenio. ¡Bonitas!

Quién las pensó fue un lírico honorable y gentil. Pero este lírico honorable desconocía que se halla formado el tuétano español, el hispano entresijo. Desconocía que sobre ellas habría de caer la influencia; que no se les daría a los espíritus juveniles, aptos para una instrucción conveniente y alta, sinó que se le darían a Periquito, a Joaquín y a Ramoncete.

En general las pensiones en el extranjero han sido nefastas. Para un Vicente Gay, un Augusto Barcia o un Ramiro de Maeztu, hombres que aún no han venido a la vida pública (queremos subrayárselo al señor conde de Romanones), sobre cuyos espíritus atentos y sutiles impone la extranjería un afán patriótico, innovador, que les hace respetar todo lo que en España hay de grande, insuflando en sus cerebros masculinos pruritos de adelantos lógicos, pasar unos años en el extranjero es lo más terrible que le pueda acontecer a un garzón.

En París, Ramoncete aprende un francés de caló, se harta de bebedizos cursis en los "Petits cafés", acude a los teatrillos galantes, se hace un poco de la cáscara amarga, olvida el latín del bachillerato, se vuelve sin haber aprendido nada. Y una de dos: o retorna más tonto de lo que fue (mal menor), o llega, suficiente, despreciando todo lo nacional, más cursi que un advenedizo depravado, creyendo en la suprema razón del Champaña, sin nervio y sin solar, desarraigado y acaso pervertido como cualquier Basilio del gran novelista portugués.

Aquí no se concibe ser, como los japoneses, tentáculos de ciencia. Aquí, o se enreda uno con una rubia postiza, o se enreda uno con la filosofía societaria. ¿La culpa? España, no. La política. Digamos el gobierno cuantas pensiones lógicas, racionales ha dado.

No abandonamos a nuestros querido ediles por que pasen unos días sin ocuparnos de ellos y de sus sesiones, muy lejos de eso. Unas veces porque los asuntos tratados son de poca monta, pasamoslos por alto (los asuntos, no los concejales) pero ya estamos encima cuando olemos algo que vale la pena o sospechamos que puede haber algún desliz, por equivocación o por descuido.

No fueron de importancia las sesiones últimamente celebradas; claro que sale todo el mundo como una seda, como quieren nuestros queridos concejales, ya que ellos, en absoluta mayoría, mandan, y de desear es que tengan acierto, ya que ellos serán los responsables.

Presidió la sesión del día 10 el primer Teniente Alcalde D. José García, nuestro muy querido amigo, por no haberse presentado el alcalde. Se acordó adquirir el terreno para el cementerio de disidentes, reparar varios caminos y obligar a que la casa Agulla reforme la fachada de su cochera, tal como se lo ha ordenado la comisión de urbana.

La sesión del 19 fue supletoria y presidió el alcalde; se acordó protestar contra el asesinato del Presidente del Consejo Sr. Canalejas, pagar varias cuentas y señalar el día 1º de Diciembre para subasta de arbitrios y matadero.

También se verificó la reunión de la Junta municipal, aprobándose el presupuesto por unanimidad.

Y no pasó más; en los corrillos, (porque nuestros concejales también forman corrillos antes y después de la sesión), se comentaba la desaparición de cien pesetas entre unas mil que en depósito tenía el alcalde, cuyas pesetas cien, desprendidas, desglosadas o gastadas en antojos alcaldinos, veremos luego quién paga. Afortunadamente las novecientas restantes de las mil se salvaron ingresando en caja, sinó estaban expuestas a irse evaporando poco a poco...

Pero es que los señores de la mayoría son algo cicateros, cuando del señor alcalde se trata; le agotan los imprevistos, le agotan la representación y van a terminar por sorbérselo a él; así resulta, que contra toda su voluntad, tiene que echar mano del tesoro confiado a su cuidado.

No fue, así y todo, mucho gastar cien pesetas, para todo señor alcalde mayor, pero cuidadito con el resto señores concejales, no vaya a gastarse otras cien... en algunas escaleras y no precisamente para subir al cielo...

Tal-Cual.

Dícennos que el maestro Sr. Sotelo ha oficiado a la alcaldía para que se instruya expediente, en averiguación de si unos cuadros que se exhiben en un Vis-Vis, son para denigrarle a él y añade que supone culpables a los escritores de EL ADELANTO.

Conocida la monomanía del señor Sotelo, monomanía persecutoria y alucinación o algo así, no nos extrañan nada sus dichos.

Al enterarnos del caso, fuimos a ver los cuadros y ante ellos nos decíamos, ¿en qué diablos se parecerán al Sr. Sotelo? ¿en la nariz, en la barba, en los bigotes, en la caída de ojos? no acertábamos y muchísimo menos porque hace esas suposiciones tan gratuitas de culpabilidad nuestra.

Nosotros oímos efectivamente, a unos y otros que se parecían al maestro, pero no le dimos importancia, porque en realidad no la tiene, exactamente igual que si a las gentes se les ocurriese decir que se parecían a Sanica o a Periquito Pérez.

Es lo que decimos más arriba: hay personas raras, excéntricas, que todo se les figura va por ellas y no dudan en lanzar una acusación como esa formidable del Sr. Sotelo a los escritores de EL ADELANTO.

Nos tiene sin cuidado todo lo que diga el Sr. Sotelo de nosotros, le conocemos lo bastante, y el pueblo también a él y a nosotros.

POR ESAS CALLES