Sería ingrato, si dejara de cumplir el ineludible deber de testimoniar a don Venancio, a este don Venancio siempre dispuesto a la jocosidad, mi eterno agradecimiento, por las frases de loa inmerecida que se ha dignado dirigirme en el número anterior de El Adelanto.

Al tomar la pluma con la sana intención de emitir mi parecer respecto a la jira magna de que don Venancio habla, y aun pecando de atrevido, se me ocurre preguntarle, donde pudo adquirir esa sangre torera, que aunque parezca extraño no le deja un momento de sosiego.

Muchas veces, me he forjado la idea, de sí don Venancio vería la primera luz en Sevilla, o si entraría por sus puertas la afición al toreo, cuando empezaron a circular las monedas de cinco pesetas, conocidas por el sobrenombre de sevillanos. Por mucho que discurra no puedo acertar por cual causa debo inclinarme, y en la duda es de presumir que don Venancio la aclare.

Lo que si es cierto es que por las venas de D. Venancio corre sangre torera, y como muestra, basta un botón, citaré para comprobar este aforismo, el incontable número de veces, que derribo despiadadamente sus grandes mostachos que ya bien sea por sus dimensiones ya por su dureza, se asemejan a los últimos peldaños de afirmación del gabinete de D. Alvaro.

Con respecto a la jira, puede estar seguro don Venancio, que encontrará eco en la directiva del Liceo Casino que será todo lo monstruo que se imagine, puesto que los individuos que constituyen dicha junta son un grupo de entusiastas de los cuales puede responderse y ya que D. Venancio tiene fé en que el Presidente apoye la excursión, yo por mi parte también le aseguro que tanto los vocales de la repetida junta, como el Secretario y cuando menos éste, tienen interés y están dispuestos a que se realice.

Desde luego, debe estar tranquilo don Venancio, que mi voluntad siempre será firme en este particular coadyuvare en pro de la jira todo cuanto me sea dable, y me tendrá el ilustre D. Venancio a su lado, proporcionando calor a la idea y orillando toda clase de dificultades que se presenten, y aunque difiera un poco de las opiniones de algunos, aceptare cualquiera resolución que se tome como buen soldado de fila enteramente disciplinado.

Yo sé positivamente que bajo el hongo del incomparable D. Venancio, existe un estuche de cosas admirables y si él quiere mucho se hace, adivinándole además sin temor a las cornadas de burro por muy mal intencionados que estos sean, cuya afirmación la hago propia y eso que no entiendo ni una palabra en la materia.

Tendría suma satisfacción en apartar a D. Venancio de la chocheria que hace tres domingos le embarga y casi puedo asegurar que lo consiguiria con unos pases de muleta, y escediéndome un poco, hasta me atrevería a quítales años de encima que por hoy no le pesan, si no fuera que a este estado de chochez le condujeron los rubicundos piropos de una muchacha, dicharachera, fresca, guapa, gentil, dechada de encantos, que la naturaleza la colmó en todos sus dones y la eligió reina de belleza en muchas leguas a la redonda. Y si pudiera alejar de mí la persuasión del contagio de tal enfermedad, me consideraría, fiel imitados de D. Venancio, esto es metiéndome en las astas del toro, babeando mal como pudiera y ardiendo en justos deseos de poner banderillas o recibir verónicas.

Y al terminar no puedo menos que devolver a Venancito todos piropos de que me hizo objeto, al cual presumo un excelente viejo rufo, frisando entre 40 o 50 primaveras, de empujes juveniles, de sentimientos nobles y altruistas entrañable amigo e intachable jefe... de familia. En todos los órdenes puede conceptuarse, sin la menor vacilación, un correcto y cumplido caballero, en fin que no aparece un lunar en su larga historia y... cualquiera osa disputarle la arrogancia con que coloca y luce en la solapa de su levita una cruz de beneficencia y la medalla conmemorativa de los hechos de Puente Sampayo.

Agradeciendo a Marín el afecto que nos dispensa, me despido de don Venancio abrazándole fortisimamente y animándole para que al efectuarse la jira magna, nos espete un discursazo monstruo. Así lo espera su buen amigo.                                                                                            ROTATIVO
                                                                                                                10 Julio

Se nos remitieron unas cuartillas tratando de un entierro con música de un vecino de Meiro que tuvo la mala ocurrencia de morirse, dejando dispuesto que detrás de su cadáver fuese la música tocando no sabemos si marchas fúnebres o aires ligeros de combate...

Parece que el señor cura se oponía a estas alegrías musicales sin darse cuenta de que los pobres músicos tienen también derecho a la vida, aunque sea soplando; además que no es el primer caso que ocurre de entierros de esta clase. En vista de los precedentes, en un todo favorables a las pretensiones de los músicos, se arregló, el cotarro pacíficamente con la amistosa intervención del capellán Sr. Sueiro.

Mucho nos alegramos de que así fuese, pues las tales cuartillitas se las traían y hiel y vinagre mezclado con acíbar son una futesa al lado del rejalgar que, como aperitivo querían servirle a la señor Cura.

El hombre es la más elevada de las criaturas. La mujer el más sublime de los ideales.

Dios hizo para el hombre un trono; para la mujer un altar. El trono exalta, el altar santifica.

El hombre es cerebro; la mujer corazón. El cerebro fabrica la luz; el corazón produce amor. La luz fecundiza; el amor resucita.

El hombre es genio; la mujer es ángel. El genio es inconmensurable; al ángel es indefinible. Se contempla lo infinito; se admira lo inefable.

La inspiración del hombre es la suprema gloria; la inspiración de la mujer es la virtud extrema. La gloria hace lo grande; la virtud hace lo sumo.

El hombre tiene la supremacía; la mujer la preferencia. La supremacía significa la fuerza; la preferencia representa el derecho.

El hombre es fuerte por la razón; la mujer es invencible por las lágrimas. La razón convence; las lágrimas conmueven.

El hombre es capaz de todos los heroismos; la mujer de todos los martirios. El heroísmo ennoblece, el martirio sublimiza.

El hombre es un código; la mujer un evangelio. El código corrige; el evangelio perfecciona.

El hombre es un templo; la mujer es el tabernáculo. Ante el templo nos descubrimos, ante el sagrario nos arrodillamos.

El hombre piensa, la mujer sueña. Pensar es tener en el cráneo una idea, soñar es tener en la frente una aureola.

El hombre es el océano; la mujer es el lago. El océano tiene la perla que adorna, el lago la poesía que deslumbra.

El hombre es el águila que vuela; la mujer el ruiseñor que canta. Volar es dominar el espacio; cantar es dominar el alma.

El hombre tiene un fanal: la conciencia; la mujer una estrella: la esperanza. El fanal guía, la esperanza salva.

En fin: el hombre esta colocado donde termina la tierra; la mujer donde comienza el cielo.           

VICTOR HUGO

El apreciable semanario de Rianjo Buenas Noches que tanto se distingue en las batallas que en todos sus números libra en pro de los intereses de su pueblo ha entrado en el tercer año de su vida periodística.

Al hacerlo, saluda a la prensa regional y nosotros al recoger el saludo, se lo devolvemos tan intenso como sea necesario, infundiéndole bríos para la contienda, siguiendo siempre en la brecha, idas y noches buenas o males si fuese menester, bregando por los intereses que a la prensa están encomendados, sin torcerse nunca y dando tajos y mandobles y desfaciendo entuertos que por allí, al parecer, mucho de eso, como en todas partes.

Deseámosle largos años de vida y que nosotros lo veamos.

Cava lixeiro, cava,
Xigante pensamento,
Cava un fondo burato ond’a memoria
Do pasado enterremos
¡A terra cos difuntos!
¡Cava, cava lixeiro!
E por lousa daráslle o negro olvido,
Y a nada lle darás por semiterio.

Nuestro ojo clínico, no nos engaño cuando al contemplar a Piñeiro en la playa de Baltar decíamos, para nuestro capote, este hombre es intrépido, atrevido, arrojado, valeroso, valientisimo, volará, ¡y con creces! superará a los que mejor lo hagan.

Las filigranas que aquella tarde inolvidable, le vimos hacer, nos afirmaron más y más en nuestra convicción.

El mismo incidente ocurrido luego en Ferrol por exceso de juego, prueba una vez más nuestros asertos; por eso no dudamos en abrir la suscripción para comprarle un aparato, cuanto mejor pudiese ser, mejor, iniciándola casi al mismo tiempo que los entusiastas ferrolanos, deseosos de que un gallego ilustre tenga medios de gloria a Galicia.

Su triunfo en Burgos luchando con Vedrine y Poumet consagran a nuestro Piñeiro ¡loor a su intrepidez y destreza!

Todos nuestros amigos respondieron bien a nuestros requerimientos y si por acaso hay alguno por ahí olvidado, que tenga buena intención y no se atreva, puede hacerlo que no sabe cuanto se le agradecerá.

Nosotros al enterarnos del triunfo de Burgos telegrafiamos lo siguiente:

"Burgos. Piñeiro, aviador.

Entusiasmados victoria, enviamosle efusivo saludo, abrazando valiente, arrojado, peritisimo piloto.

EL ADELANTO"

Y el intrépido Piñeiro contestónos:

"EL ADELANTO. Bueu.
Agradezco mucho su felicitación.
PIÑEIRO"

En la inmediata villa de Moaña, celebrándose con todo esplendor y magnificencia, hermosas fiestas dedicadas a la Santísima Virgen del Carmen, patrona de la marina, los días 26, 27 y 28 de Julio.

El iniciador y director nuestro estimado amigo Sr. Parada, teniente alcalde de aquella corporación municipal, en colaboración con otros importantes elementos de la ilustre villa, tiene el propósito de hacer algo grande, verdaderamente extraordinario.

Ha empezado ya el cange de cupones por el bono numerado con opción al sorteo del magnifico y artístico reloj que EL ADELANTO regala a sus lectores.

El canje deberá estar terminado el próximo domingo día 20; y a las seis de la tarde de ese día, como ya está anunciado, se verificará el sorteo a presencia del público que tenga bono, y en el establecimiento de D. Juan González, donde se adquirió y se expone el Elefante.

Si a alguno de nuestros abonados le faltase algún cupón, puede pasar por la administración para completar, con vales, la serie.

Por esta vez, se tendrá indulgencia con los descuidados, pero en lo sucesivo, es preciso cortar y guardar el cupón para el canjeo.