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AÑO II

DIRECTOR:  D.  RICARDO   PORTELA  PAZOS  

NUM.  19

Bueu  20  de  Abril  de   1913

       
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ÍNDICE DE ARTIGOS E SECCIÓNS

GRANDES REGALOS páx. 1
LA EXCURSIÓN DEL DOMINGO páx. 1-2
CARTA ABIERTA. Para unos follones y malandrines páx. 2-3
PARA EL SR. SOTELO REY páx. 3
NOTICIAS páx. 3

 

 

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GRANDES REGALOS A NUESTROS LECTORES

Deseando EL ADELANTO corresponder de algún modo al creciente favor que el público le dispensa, y siguiendo los derroteros marcados por la gran prensa mundial, obsequiará a sus lectores con GRANDES REGALOS trimestrales que sucesivamente se anunciarán.

El obsequio para este trimestre consistirá en un magnífico Reloj de sobremesa con despertador, marcha exacta, y que constituye un precioso adorno para despacho.

Desde este número empezamos a publicar un cupón, que los lectores cortarán y conservarán para, reunidos los seis correspondientes al trimestre, canjearlos por un bono numerado que les dará derecho al sorteo.

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LA ESCURSIÓN DEL DOMINGO EN EL VAPORCITO MASSÓ NÚMERO CUATRO

 

Impresiones de viaje.- Arribada a Portonovo.- Percebes y compañía.- El aviador Piñeiro.- Vuelos sublimes.- El regreso.- El vermouth en el "Liceo Casino".

Hermosísima ha sido la excursión que los socios del "Liceo Casino" hicieron el domingo último a Sangenjo en el vapor Massó número 4, galantisimamente ofrecido por los señores Massó y su hijo el simpático Gasparito.

Alrededor de las tres de la tarde partió el elegante vaporcito del muelle de los señores Massó, llevando a su bordo todos los socios que en aquellos momentos estaban en la sociedad echando su partidilla de dominó, tresillo, etc., y todos entusiasmados dejaron los bartules para mejor ocasión, que no era cosa de desaprovechar la que se presentaba, de admirar al primer aviador gallego, al intrépido Piñeiro, dando al mismo tiempo un agradable paseito por mar.

¡Lástima fué, que no se hubiera sabido con más anticipación, lo del viaje, para que el contingente fuese mayor! Así y todo los treinta que fuimos, pasmos la gran tarde; así nos lo dijeron todos; el amigo Torresquesana y D. Vicente Area, estaban verdaderamente satisfechos y todos los demás que no nombramos por no hacer pesada la relación, con la misma alegría de siempre y que es el alma y nervio de todas nuestras fiestas, y eso que nos faltaba el amigo Luis Bolibar, el incomparable y por todos queridísimo amigazo, que motivado a la abundancia de pesca tuvo que quedarse hasta muy tarde en su fábrica de Menduiña.

Al arrancar del muelle nos despedimos del pueblo con grandes bocinazos y entrados ya, un poco en la mar, encontramos al vapor Cabo Roca, que, a nuestro lado parecía un trasatlántico, y que venía de Marín con carga de madera, eso al menos venía en cubierta.

Largo rato regateamos con él, llevándole alguna delantera y de a bordo del Cabo nos saludaron con gorras y pañuelos y luego con la bocina. Correspondimos atentos a todos los saludos y repetidos estos, abandonamos el Cabo haciendo rumbo a Portonovo próximo a Sangenjo, y en cuya playa hállase el aeródromo de Baltar y el hangar Piñeiro, que, guarda el hermoso aparato Bleriot que tanta fama reserva al volador intrépido.

Dimos fondo, y allí fue lo bueno para el desembarco; en la gamela del vaporcito fueron a tierra los más atrevidos, ya en la orilla contrataron un bote grande que nos llevase a todos; llega el bote, embarcamos, y era de ver como los valientes marineros se ponían pálidos al observar el bote que hacía alguna agua, y con la borda al ras del mar que parecía iba anegarse, luego algún chusco le dio por el balancín y colmó la paciencia de los valientes que protestaban a voz en cuello ¡que no querían bromas en... la mar!!

¡Hurra! Grito uno, y es que habíamos embarrancado; el choque violento contra las rocas de que está sembrado aquel recodo de la costa, hízonos el efecto de un cañonazo horrisono y pensamos en el juicio final, la debacle, los horrores del naufragio etc., etc., y en un segundo que duró aquella nerviosísima tensión, desfilaron ante nosotros todos los suplicios de Tántalo... el bravo capitán de la nave, nuestro amigo D. José Garrido, peritísimo marino, tostado por el ardiente sol de Filipinas, calmó nuestra zozobra llevando la tranquilidad a nuestro espíritu: no es nada, ha sido un pequeño rascaso; ya estamos salvos. ¡Viva el capitán!, gritamos todos, y así, como quien no quiere la cosa, desde el fondo del alma, le espetamos un fervientísimo voto de gracias.

Dejamos la playa y atravesando por entre los juncales llegamos al campo de aviación.

Eran las cuatro; después de tantas aventuras, solo había transcurrido una hora; el vaporcillo se las traía con su marcha. ¡Valla un modo de andar!¿qué hacer en aquel sitio y tan temprano?

La gente iba cayendo al festival anunciado.

Por cada camino y vericueto solo se veían largas filas de personas, gente del pueblo que luego en grupos se estacionaba por el campo.

Había por allí dos o tres puestos de vino y roscas acaso de algo más que tirase por el trago; y alguien preguntó ¿qué hacemos aquí nosotros? Otro dijo por ahí he visto unos percebes; ¡pues a comprarlos! exclamaron todos y, en efecto, un cestón enorme de los ricos crustáceos presentaron a nuestra atónita mirada, y unos panes redondos y unas jarras con vino... ¡olé por la gente alegre! Ya se iban poniendo todos en punto.

Pasó el tiempo; la gente aumentaba, era ahora el señorío el que llegaba, y a poco se arremolina la multitud, se abre el hangar y vemos las orejas al lobo, el lobo era el monoplano; hermoso nos pareció desde lejos, quisimos verlo más cerca pero la gente que siempre se figura que llega tarde se amontonó y hubimos de dejar nuestro intento para más adelante.

Ni la guardia civil, ni los carabineros, ni el guardia municipal, manco del derecho, y por ende, acaso, con mucho brazo izquierdo, podían poner orden y abandonamos nuestra idea de curiosa investigación, pensando que aquellas fuerzas serían insuficientes para contener a la multitud más tarde, al preparar el aparato para los vuelos; pero no fué así, todos dieron muestras de la mayor cultura apartándose a tiempo y escapando del lugar del peligro.

La tarde estaba encantadora, sin embargo el viento sin ser molesto era suficiente para no permitir los vuelos. Iban a ser las seis, faltaría un cuarto de hora, ya estábamos desanimados, perdidas las esperanzas de que el aviador volase, cuando lo vemos aparecer rodeado de amigos; contemplamos aquella que se nos figuraba gloria de Galicia, y en nuestro ánimo hacíamos los más fervientes votos para que aquel ídolo no se nos rompiese al caer al suelo.

Los rasgos de su cara no nos eran del todo desconocidos, desde luego comprendimos se trataba de un hombre enérgico, valeroso; sabíamos que era del Ferrol, donde conocíamos tanta gente, y a nuestra memoria acudió el recuerdo de los Piñeiros que allí tratábamos: don Mariano Piñeiro, el simpático don Mariano, marino intrépido, luego diputado; pero éste no tiene nada que ver con este otro Piñeiro, si se parecen es por el color tostado, propio de los hombres de mar, y de lo que hacen de aves.

En estas estaba, cuando salió nuestro hombre, vestido con su traje de aviador, El aparato había sido ya colocado en la pista, la gente lo rodeaba, los curiosos le tocaban, apretaban a Alvarito –Alvarito, es el ayudante, o casa así, de Piñeiro – con toda clase de preguntas, y éste, atentísimo, las satisfacía todas: subió con el aviador, se desvaneció en las alturas y no quiso más pruebas... El hombre es de oficio cantero – de esta profesión salen muchos listos – y entusiasmado, por lo visto, con lo de la aviación, ayuda cuanto puede al intrépido y valeroso Piñeiro.

Se cortó el diálogo, porque Piñeiro subió al aparato. Por fin íbamos a contemplar los vuelos de nuestro paisano ¡y con que fé pedíamos por él! Sentimos el ruido del motor y, sin darnos cuanta, vemos que el aparato se mueve, anda y se eleva; juntamos las manos y aplaudimos. De nuestro grupo de Bueu, compacto, unido, salió un ¡Viva Piñeiro! Que estruendoso dió el amigo Paco y todos contestamos; en esto el aparato volaba en Portonovo, majestuoso, altivo magnifico, como una gran ave que persiguiese a otras menores, y en efecto, delante del aparato escaparon las gaviotas al parecer éste en el mar... ¡Hermoso espectáculo! Si hemos dudado algún momento, la duda quedó desvanecida, y nosotros, que vimos volar a otros extranjeros, pudimos comprobar que sus proezas las supera nuestro paisano y que es un hecho real y positivo que podemos envanecernos con poseer un aviador gallego. ¡Viva nuestra región! ¡Viva Galicia! Es el mejor galardón que podemos ofrecer al valeroso Piñeiro.

De 15 a 17 minutos duró su primer vuelo y durante él solo filigranas se le vieron hacer con su aparato: unas veces bajando de repente que parecía caerse; luego alzándose; con unos virajes inclinados simulando un vuelco; ¡qué sé yo! Aquello era el delirio. Cada vez que el aviador pasaba por nosotros, le aplaudíamos y dábamos vivas y él saludaba con un pañuelo en la mano.

Por fin aterrizó y ¡que hermosura! Paró en seco el motor, y casi vertical se vino al suelo, y tomó tierra de modo admirable; todos entusiasmados le aplaudían y daban vivas, y al descender del aparato lo cogieron y se lo llevaron en hombros: todo nos parecía poco para aquel valiente, honra de Galicia, de su pueblo natal y de Sangenjo.

Nuestros querido amigos Cesáreo Ferradás y Salvador Dominguez fueron los que cogieron a Piñeiro y se lo llevaron en vilo, llenos de entusiasmo. Aquello fué el frenesí, el desbordamiento de la alegría, la apoteósis del genio.

Una señorita de Pontevedra quería subir a todo trance en el aparato y volar, púsose un gabán, creyólo cierto; pero no lo juzgaron prudente ni su familia ni el aviador.

También Ramón Dominguez, nuestro simpático y querido amigo, y el no menos entrañable Cesáreo Ferradás, estaban animados a subir, pero tuvieron que desistir por el momento; más adelante, quien sabe si podrán lograr sus deseos.

Calmados los ánimos un tanto, dejando respirar al aviador, verdaderamente estrujado entre la mole humana, tres grupos de gentiles señoritas en los que figuraba la hermana del aviador, acompañadas de caballeros, pedían, con sendos bolsos, una limosnita para los pobres; ¡y mucho que nos place!

A juzgar por lo que vimos a nuestro lado, debieron recaudar bastante; en nuestro grupo al menos, se juntaron unas buenas pesetas. Celebramos la feliz ocurrencia, ya que de todo debe sacarse alguna astilla de caridad para los pobres.

Vuelve a subir nuestro Piñeiro y dá otro precioso vuelo, de menos duración que el primero, pero también adornándose y haciendo las delicias del público, que aplaudía entusiasmado.

Hemos sacado la consecuencia de que nada tiene que envidiar. Piñeiro a otros aviadores que hemos visto; valor y destreza unidos a un completo dominio del aparato e ahí un aviadorzado y gallego por añadidura.

Y al felicitar a nuestro paisano al hombre-pájaro y al Ferrol, y a Sangenjo, nos felicitamos a nosotros mismos, amantisimos y fervientes adoradores de las glorias de la pequeña patria, esperando fundadísimamente que Piñeiro con su arrojo y valentía y destreza, dará días de satisfacción, de alegría, de gloria a esta Galicia que tanto queremos.

Esperamos que su raid anunciado a Vigo, Pontevedra, Villagarcía, Sangenjo, saliéndole admirable como los propios ángeles, le consagrará definitivamente, y el dios Exito, y la diosa Fortuna le serán propicios.

Regresamos a nuestro vapor con parecidos incidentes a los del desembarco, pero felicísamente llegamos a bordo, donde nos esperaban nuestros queridos amigos don Joaquín Dominguez (padre) y don Ignacio Lis que permanecieron siempre en el vapor disfrutando de la aviación, pero no de los percebes y el vino... ¡lagarto! ¡lagarto! dirá Lis para su capote, a mi algo me tocó y con galleta.

El viaje agradabilísimo con un atardecer tranquilo y el expléndido faro de la hermosa Venus, no pudo ser mas bello; quedando medio planeado, y en proyecto para el verano, una excursión mónstruo con todos los socios y sus familias, con uno o dos vapores, los que hagan falta, y una banda de música, el disloque; porque eso sí, a entusiasmo no cedemos a nadie, no hay quien nos gane, y sabemos allanar obstáculos y reirnos de todos los contratiempos.

Y estos proyectos se nos figura hacían la boca agua al entusiasta y querido amigo D. Francisco Garrido, anterior presidente del Liceo y acaso presunto y al secretario del Ayuntamiento, querido amigo también D. José Corinide, que escuchaba.

En el muelle nos esperaba don Salvador Massó, tan amable como siempre, conversando con todos, y al que dimos muy rendidamente las gracias por sus amabilidades: luego tropezamos con algún papanatas que se quedaba parvo con la boca abierta; y al Liceo nos fuimos todos a tomar el vermouth con la fraternidad de siempre, con el cariño y lealtad proverbiales entre nosotros y, que aunque se vuelvan micos no pueden destruir, ninguna fuerza de este pícaro mundo.

¡Viva Bueu! ¡Viva Piñeiro! ¡Viva el Ferrol y Sangenjo! ¡Viva Galicia! Son las últimas expresiones de esta excursión tan rica.

EL HOMBRE DE HIERRO

BUEU, 14 1913

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CARTA ABIERTA

Para unos follones y malandrines.

Nos pensábamos volver a ocuparnos de ciertos personajes cuyos procederes dan asco, pero en vista de qué, con motivo de unas conferencias que se están celebrando en el "Recreo Artístico", han tenido la avilantez de dejar en mal concepto, ante candorosas personas a nuestro muy querido amigo el presidente del "Liceo Casino", de todos apreciado y sobretodo por sus compañeros de directiva, es por lo que vuelvo a la palestra para desenmascarar a tan honorables personajes.

Nos enteramos que los mangoneadores del Recreo se personaran ante cierta respetable e ilustrada personalidad del pueblo, para invitarle a las conferencias y rogarle diese alguna; y este respetable señor aceptó poniendo como condición, para evitar malas interpretaciones, que se invitase a la sociedad "Liceo Casino" y los muy necios, mintiendo con todo descaro, contestaron que no podía ser, por ser el que presidía el Liceo, un antiguo socio del Recreo, expulsado de esta sociedad.

Los muy tunos seguramente no hicieron, a la referida persona, historia del asunto, por más que esa persona y todo el mundo, - aunque ya pasaron algunos años.- deben recordar aquella serie inacabable de sucesos y acontecimientos célebres ocurridos en la celebérrima y nunca bastante ponderada sociedad "Recreo Gimnasio de Artesanos", que así se llamaba antes.

Nosotros tenemos un arsenal de datos y documentos firmados que podemos aducir como pruebas concluyentes de la verdad de los hechos; por hoy y solo así por encima, diremos que nosotros fundadores de dicha malhadada sociedad, verdadero foco y semillero de discordias, llenos de razón y cansados de tanta lucha estéril, nos dimos de baja a un mismo tiempo más de veinte, entre ellos el actual Presidente del Liceo Casino, con la particularidad de que la mayor parte de los que abandonamos por motu propio la tal sociedad, hicímoslo regalando unos cien y otros hasta diez duros con que nos habíamos suscrito para salvar de la bancarrota a la tan repetida y archipistonuda sociedad; en cambio los que quedaron, en su inmensa mayoría, no cedieron su dinero a favor de la sociedad, por más que ya lo cobrarán cuando la rana críe pelo; así y todo apuntamos el hecho para distinguir bien a unos y otros.

No es pues cierto lo dicho por esos infames calumniadores, y el Presidente actual "Recreo Artístico" (salvado nuevamente de la ruina, gracias a un ilustre hijo del pueblo que mandó de América 3.000 pesetas, si no estamos equivocados, pedidas de aquí con engaños para dedicarlas a beneficencia y cultura (¡!) y se dedicaron a la compra de muebles y pago de algunas deudas) ese presidente, que pinta con sus hipocresías una cosa y hace otras, sepa que no nos engaña más con sus precederes de baja estofa, sabíamos el trato que daba en América a su dependencia: mucha misa, mucho rosairo y luego para desquitar el tiempo, - no diremos que pedido – a trabajar los domingos con la puerta cerrada y los demás días hasta altas horas de la noche, así resultaba que nadie quería servirlo; bueno, pues este pajarraco, sería uno de los del cuento; como fue el que en Beluso en cierta casa afirmaba satisfecho con motivo de la célebre intriga de la denuncia vil, "este ya está listo y fuera de aquí si no pierde el pan", ahora empezaremos con el boticario y también lo echaremos. Hay hombres verdaderamente insolentes, brutos y zoquetes ¿sabrá éste quien es él y quien somos nosotros? ¡desgraciado!

¿Se figurará que porque tiene cuartos es alguien? No hombre, no que te falta lo principal que es, además de educación y cultura, buenos sentimientos; tu alma es negra como son tus hechos. Hay individuos que se figuran que el mundo está sujeto a su voluntad y todos son pobres capellanes de su capilla para atropellarlos impunemente por el solo hecho de ser nuestros amigos.

Qué clase de sentimientos le dominan? Qué caridad, qué amor al prójimo? ¿es eso lo que parende en su capilla?

Lo que hay es que la cabra tira al monte, y la rusticidad no tiene cura, pues no fué esa sola la hazaña, sino que a algunas autoridades y distinguidos particulares dejaron de invitarles ¡claro! ¿qué entienden ellos de esas cosas?

Por eso las conferencias resultaron en familia y algunas ruborosas niñas, candorosas, tímidas, con los ojitos bajos mirando al suelo y las mamás distraídas haciendo pelotillas, con los dedos en la nariz y sin oídos... y el disertante impávido dibujando al pelo... como osado ingeniero arco de puente... y un grave sacerdote ardiendo en llamas... eso fué todo, aprte de la ciencia, que atrevida, descubre a tutiplen... cosas nocivas (¿)... esto fué en la primera; otro día nos ocuparemos de la segunda que estuvo a gran altura; ya lo esperábamos, no hay como viajar para ver mucho.

Por hoy dejamos a estas pobres aves y al cucuyo hipócrita le daremos tiempo para que se enmiende y dé pruebas de virtudes cristianas fundando en el pueblo un hospital o un colegio con los cuantiosos bienes que acaba de heredar ¡y quien sabe si algún día le levantamos una es´tatua la que se hará digno por sus desprendimientos!

No he de terminar estos mal hilvenados renglones sin felicitar a los señores del "Centro Mercantil", que según dicen es para defender los intereses de la industria y del comercio y eso sería bueno, pero yo creo es con un fin político y algo habrá cuando para presidir esa nueva sociedad, nombran a un individuo que si tiene comercio no paga matricula y de eso sabrán en el Ayuntamiento y en Hacienda, y hora es de tomar alguna determinación contra los vividores, pues no es justo que yo y otros paguemos, y otros paguen unas insignificancia o nada. Hago punto por hoy y si se tercia tiempo habrá de tratar estas y otras cuestiones con más detenimiento.

CESÁREO FERRADÁS DOMINGUEZ

 

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PARA EL SEÑOR SOTELO REY

 

Maestro de la Escuela de Bueu.

 

En el "Magisterio Gallego" de Santiago, leímos un razonado artículo firmado por Santaclara, que, sin disbarrar, pone apostillas a las Cuestiones Pedagógicas del señor Dotelo, que, como dice muy bien el Sr. Santaclara, ruedan por la prensa en forma de artículos, exponiendo latamente –decimos nosotros- las impresiones de su pensión por el extranjero.

Ni una palabra pensábamos decir, pues hartos estamos ya de todo cuanto en Sr. Sotelo se relaciona.

El Sr. Sotelo, entre una porción de obsesiones y manías, tiene la persecutoria y todo se le antoja que vá contra él.

Metiósele en la cabeza que yo y otros somos sus enemigos, y no hay tal cosa; somos, si es acaso, contrarios a sus descabellados proyectos y en un todo opuestos a la charlatanería empalagosa, agradándonos el trabajo serio, que es de donde sale algo práctico y positivo.

Pero nos vamos desviando de nuestro propósito. El Sr. Sotelo Rey, contestando al Sr Santaclara y como ya hizo otras veces en otros artículos, no encontrando razones nuevas que aducir, repite la misma muletilla, y dice que en Bueu, como resultado de su excursión, quiso graduar la enseñanza e intentó dar una conferencia.

Hace presente que por tales méritos le dieron dos votos de gracias; pero la pregunta de la labor que hizo en sus escuela y por la que se interesa el Sr. Santaclara, queda incontestada. Se conforma con manifestar que la culpa de no haber graduado la escuela ha sido del primer teniente alcalde, al que supone el señor Sotelo un enemigo de la cultura.

El Sr. Sotelo, al engañar a los demás se engañó a sí mismo; tanta culpa le tengo yo en lo de la graduada, como en la chafadura de la conferencia que tuvieron otros; el y sola él es el culpable de todos sus males y vamos a demostrárselo.

Desde el mismísimo momento de su llegada a Bueu, el Sr. Sotelo de sembuchó ya lo de la graduada, no como resultado de la excursión al extranjero – que fué mucho después- ni del examen y estudio concienzudo del estado de la enseñanza en Bueu, sino como fruto de su imaginación exaltada y calenturienta...

Ciertamente que en poblaciones importantes se hizo el desdoble de la enseñanza, y aquí mismo, espero en Dios, llegará a hacerse. ¿Pero qué diablos de división en la enseñanza quería hacer el Sr. Sotelo, con apenas treinta chicos por junto que iban y siguen yendo, si no son menos, a su escuela?

Razonado era lo que nosotros le decíamos: " Trabaje V., ponga la escuela en condiciones, métanos por los ojos esa necesidad, que no vemos urgente, y luego si que le ayudaremos en su pretensión y tendrá razón de ser el sacrificio que se haga, pues por mucho que el Estado pague el profesorado, al municipio la graduada le había de costar lo menos mil pesetas más al año y no es cosa de desperdiciar ese dinero. El censo escolar no responde al censo de población; van más chicos a las escuelas privadas que a la pública; procure V. acreditar su escuela, trabajar, y luego será ocasión de atenderle, cuando veamos la labor del maestro."

Esto es, poco más o menos, lo que yo y otros decían al Sr. Sotelo;; pero este señor, espíritu impaciente, quiere las cosas a su voluntad, dichas y hechas, y terco que terco no se aviene a razones tan fáciles, tan sencillas, tan claras; todo lo quiere por imposición y el desplante, y ya en ese terreno nuestra respuesta es siempre non possumus.

Hace mucho tiempo que debía estar engañado el Sr. Sotelo, como le consta que también o estábamos nosotros respecto a lo que de él podíamos esperar, por cierta carta de un compañero suyo que nos puso en antecedentes nada honorables por cierto; y si él hubiera sabido moderarse, tal vez otra cosa seria, pero sin duda se debió de figurar que esto era Jauja o el pueblo de las Batuecas y que iba a hacer lo que le diese la gana: suponemos estará desengañado.

En resumen, que al Sr. Sotelo le salieron mal sus cuentas y planes de graduada en Bueu para darse pisto de tener aquí una especie de instituto sin alumnos y pasearse por sus anchas. Y sostengo lo dicho; para que el maestro tenga nuestro apoyo ha de trabajar y no charlatán, de modo y manera que su labor transforme la escuela; interín este como hace treinta años o peor, no necesita gastar el Municipio ni el Estado un céntimo más que sería perdido, y aunque yo sé muy poco, como dice el Sr. Sotelo, y es verdad; sé que el movimiento se demuestra andando; demuéstrenos el señor Sotelo que trabaja, y no la graduada todo cuanto haga falta estaré dispuesto a apoyar en favor de la enseñanza que es educación y cultura. Está el señor Sotelo demasiado engreido con su ciencia, precisamente todo lo contrario de los que valen, que son excesivamente prudentes y comedidos; él se cree con derecho a faltar a todo el mundo, yo entiendo que eso es, no saber nada.

JOSÉ GARCIA PARADA

Primer teniente Alcalde.

 

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NOTICIAS

 

Seguimos recibiendo cartas cariñosísimas y últimamente una muy expresiva de nuestro querido amigo Morgade, al que por acuerdo magno se le manda desde aquí un abrazo.

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Ha pasado unos días en su finca de Santa Cruz, nuestro respetable amigo D. Joaquín Pimentel, regresando a Pontevedra.

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Hemos tenido el gusto de saludar a nuestro estimado amigo don José Lago Chamorro, de regreso de la Argentina, para cuyo país piensa volver muy pronto. Sea bien venido.

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A petición del concejal D. Ventura García, en breve dará comienzo el arreglo de varios caminos de la Carrasqueira.

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Ha salido para Madrid nuestro respetable y querido amigo D. Antonio Pazos, con el objeto e asistir al banquete con que las diputaciones obsequiarán al jefe del Gobierno señor conde de Romanones.

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Toda esta quincena fué de bastante abundancia de sardina.

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En Marín ya se mueven para las fiestas de verano, ya hubo reuniones y se nombró una comisión, aquí como siempre, si hay algo, se hará a última hora atropelladamente y de cualquier manera; si hay algo repetimos, que dudamos.

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Parece que el médico Sr. Calviño ha tomado como pulla lo que copiábamos en el número anterior del periódico de Pontevedra " La Correspondencia Gallega". Merécenos el Sr. Calviño, particularmente, como caballero, toda clase de consideraciones y respetos y no mucho menos, lastimarle con lo que habíamos transcrito y el pequeño comentario.

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El lunes último, a las 18 y seis minutos ha pasado volando por encima de Bueu y a gran altura para dominar los montes próximos, el notabilísimo aviador Piñeiro, con dirección á Vigo, Pontevedra, celebrando el prometido raid con toda felicidad y una tarde hermosa.

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Ha sido muy elogiado nuestro artículo de fondo sobre las obras del puerto; esperamos que no se quede solo en eso, sinó que quienes deban se muevan y pidan por este pueblo.

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Mucho amigos nos interesan roguemos al activo concejal D. Ventura Garcia, se interese en la marcha del expediente de la Alameda, al parecer demorado en Pontevedra por falta del depósito que marca la ley y deficultado por eso para ser remitido a Madrid. Creemos que ningún concejal tan interesado como el que citamos, para intervenir en este asunto, destruyendo con sus actividades los dichos que otros propalan en contra de la obra acordada.

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En los bajos de Corrubedo ha naufragado el vaporcito de pesca "Estribela" de la matrícula de Marín, pereciendo toda la tripulación compuesta de nueve hombres, todos de Marín. Mucho sentimos tan terrible catástrofe.

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CUPON núm. 1

Correspondiente a la serie de seis cupones canjeables por un bono numerado con derecho al sorteo de un magnífico reloj de sobremesa, con despertador, que EL ADELANTO regala a sus lectores en el 4.º trimestre, o sean los números del periódico del 19 al 24.

 

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