Fátima Chamadoira: "El humor y el dolor son dos caras de la misma moneda; el humor debe enseñar algo"
La autora presenta mañana en Bueu su segunda novela, titulada "Una obra maestra"
david garcía bueu 11.03.2017 | 04:55Fátima Chamadoira presenta mañana domingo, a las 19.00 horas, en el
Centro Social do Mar de Bueu su segunda novela, titulada "Una obra
maestra". La autora nació en San Sebastián hace ahora 54 años, pero su
familia es natural de Bueu (de Outeiro y Beluso) y ella misma lleva
afincada en la localidad desde hace 27 años. Como avance a su nueva
novela en Youtube se puede ver el divertido "booktrailer" realizado para
la ocasión por Chus Moreno Arévalo, de T Imatchus.
- ¿Por qué "Una obra maestra" como título para esta novela?
-Doy
por hecho que el público no va a pensar que he escrito una 'obra
maestra' ya que se trata de un título irónico. Se trata de una parodia
de la supuesta capacidad de uno de los personajes de escribir un best
seller y hacerse rico. Al final el grupo de personajes avanza hacia una
experiencia distinta, que prefiero no desvelar por ahora.
- ¿Cómo empezó a cobrar forma esta 'obra maestra' que presenta el domingo?
-Fue
algo parecido a un rapto creativo. Me salió el primer párrafo y luego
tuve que seguir el hilo. Todo comenzó en el verano de hace un par de
años, cuando estaba trabajando en "El caso Tarduchy", que debería ser la
segunda novela. Fue muy casual, haciendo una broma con el editor,
comentando que no salíamos de pobres y que lo que debería hacer era
reunir en una especie de coctelera las mejores virtudes de cada uno de
sus autores para hacer un best seller. A partir de ese momento
tuve lo que le decía antes: una especie de rapto creativo y empecé a
escribir de manera automática. Fue un verano muy largo porque recuerdo
que escribía las notas en la playa. Si no llega a ser por ese verano tan
largo a lo mejor esta novela no salía. Al final tuve que decidir si me
ponía con "El caso Tarduchy" o si me ponía con "Una obra maestra".
- Al final optó por dejarse llevar por "Una obra maestra".
-No
sabía en qué lío me había metido. "El caso Tarduchy", al igual que mi
anterior novela, "Sin permiso de Dios", estaba pensada para una
narración en primera persona, mientras que "Una obra maestra" está en
tercera persona, aunque el narrador no lo sabe todo. Al principio la
había pensado casi como una obra de teatro, en un espacio cerrado. Pero
luego cada uno de los personajes tenía su propia historia y me pedían
más y más. Le puedo asegurar que cuando los escritores dicen que son los
personajes los que llevan el control es verdad. Al final me encontré
con que llegábamos a las 500 páginas. El personaje que plantea el
proyecto de fabricar un "superventas" es el que establece la frecuencia
de onda, por decirlo de alguna manera, en la que me voy a mover:
disparatado, irreverente, grosero, provocador... Es una parodia que me
permite hablar desde el mundo editorial hasta la vida entera.
- Ese personaje aspira a alcanzar lo que en realidad sería la parte más frívola del éxito, que es la fama y el dinero.
-El
éxito editorial en realidad es un pretexto, es el éxito en la sociedad
actual, la necesidad de reconocimiento inmediato... Pero la novela tiene
muchas sorpresas. Ése es el punto de partida, pero luego nada es lo que
parece y todos los personajes tienen secretos, todos mienten, todos
están solos. En realidad me ha salido como un esperpento: todas las
escenas tratan de ser una metáfora de las cosas que le pasan en la vida a
la mayoría de personas. El proyecto se aborta continuamente, siempre
hay un obstáculo. Luego otro, y otro, y otro... Yo quería reflexionar
sobre el grupo y el individuo. Es decir, qué cosas se pueden hacer en
grupo y qué cosas no; hasta qué punto uno tiene que seguir al grupo o ir
en solitario. Éste es el subtema de la novela. El proyecto inicial va
perdiendo fuste a medida que las relaciones entre ellos van creciendo y
complican las cosas.
- La novela ya
desde el título está cargada de ironía y humor en un intento de hacer
reír al lector. Aunque para muchos la comedia o la literatura de humor
es un género menor no debería serlo porque nada hay más difícil que
hacer reír con sentido. ¿Cómo ha sido el trabajo de escribir esta
historia?
-Le puedo decir que me divertido muchísimo,
pero al mismo tiempo he ido con pies de plomo, buscando hilaridad y
dramatismo. Tenía pánico de caer en chistes fáciles, tipo "El club de la
comedia". En España el humor se considera como un género menor a pesar
de lo difícil que es y a pesar de la gran tradición que hay. Ahí están
autores como Jardiel Poncela, Cela, Valle Inclán u obras como "El
Quijote". Es lo más difícil: vas por caminando por la cuerda floja y sin
red. Si pierdes un poco el equilibrio te caes. Ahora el lector dirá.
- ¿Cuáles
son las normas que debería respetar el humor o las fronteras que no
debe cruzar para realmente conseguir su objetivo sin caer en lo
chabacano o en el mal gusto?
-Yo le puedo decir que
soy exigente. No cualquiera me hace reír y el humor debe cumplir unas
norma que no siempre se respetan. La risa debe apuntar a la piedad por
el ser humano y sus miserias; no debe engendrar odio; debe ser
liberador, y debería decir que tiene que ser inteligente, aunque suene
pretencioso. El humor debe enseñar algo.
- Permítame
la ironía. ¿Cree que esta novela es la que le hubiese gustado firmar a
su personaje, a ese que aspiraba a crear el gran best seller ?
-No
lo creo. Hay una razón oculta que me tengo que callar por ahora. Al
final esta es la historia de un amor imposible y no creo que vaya a ser
un best seller. Tengo la suerte de contar con una editorial
digna [Ediciones Carena] que me apoya y el boca a boca también ha hecho
que haya gente que haya depositado confianza en mí.
-En su caso, se puede decir que esta novela ha tenido algo de curativo o de terapia.
-El
tiempo que estuve trabajando en ella fue tremendo, lleno de desgracias
familiares en mi círculo más íntimo y en el de amistades. Me pasaba el
tiempo de la mesa de trabajo al tanatorio y del tanatorio a la mesa de
trabajo. Todo eso en cierta parte me fue ayudando a que la novela se
fuese tiñendo de cierta tristeza y que llegase a ser el monumento en el
que se ha convertido, cuando yo al principio solo quería hacer una obra
pequeña. El humor forma parte del dolor, son las caras de una misma
moneda.